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| Cuando Tristan abre el armario de los zapatos y elige- en su estantería- un par que se quiere poner. Aquí, se quiso poner las botas- demasiado grandes todavía- e iba super orgulloso por toda la casa. ¡Qué risa! |
Estar en casa todo los días con un niño pequeño que cuidar no es nada fácil. De hecho, creo que hay pocas cosas tan díficiles como ocuparse de la educación de sus hijos al 100%. Tristan tiene 15 meses y fueron meses de muchas dudas. Meses complicados cuando la falta de sueño te lo hace ver todo en negro y piensas que "no estás hecha para eso". Cuando te das cuenta que socialmente no existes por "quedarte" en casa.
Pero cuando realizas qué labor tan importante estás cumpliendo para tu hijo y tu familia, entonces todo vale la pena.
Vivimos en una sociedad enferma, donde la definición de familia, educación y trabajo ha cambiado mucho en los últimos 50 años. Hoy en día, el valor suprema es el trabajo, aunque a la mayoría de la gente no les gusta su trabajo, y prefieren esclavizarse para otra persona que no "esclavizarse" (como siempre te dicen cuando eres ama de casa) para sus hijos. Algunas veces no hay elección.., pero otras veces sí la hay (no quiere decir que la decisión sea fácil de tomar).
Mi trabajo me gusta (lo he elegido) y me aporta un equilibrio. A través de mi trabajo aprendo cada día y voy conociéndome. Mi trabajo es mi parte espiritual (la creatividad me permite la reflexión y el crecimiento personal). Me ha costado mucho poner mis proyectos personales entre paréntesis tanto tiempo y apenas ahora- después de 15 meses- encuentro algo de tiempo para hacer cositas. Pero estoy muy agradecida tener la suerte de poder ocuparme de Tristan todo el día. Es una suerte no tener que dejarlo en manos de otra persona para sostener la economía familiar. En 15 meses nos ha regalado tantos momentos inolvidables, nos ha hecho descubrir tantas cosas, nos ha hecho reflexionar y avanzar, nos ha revolucionado la vida.
El día a día no es fácil- todo un reto- pero no lo cambiaría por nada. Lo que sí me gustaría, es que la sociedad empiece a reconocer el trabajo que hacemos las madres (y los padres) y lo valore por lo que es: esencial para construir el mundo de mañana (si posible mejor que el de hoy).
4 commentaires :
Una buena reflexión!!!
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices y todo eso hay que saberlo asumir como lo has hecho tú!!!
Siempre tenemos dudas, hagamos lo que hagamos, pero estoy segurísima que no te vas a arrepentir de esa decisión que tomaste en su día de estar y educar a Tristan!!
Los años pasan volando y es una pena perderse esas pequeñas cosas que ya nunca vuelven!!!
Un abrazo muy fuerte!!!
Por cierto, que Tristan está muy mayor y muy guapo!!!
Disfrutarlo!!!!!
arrepentirse nunca! y pasa tan rápido que me parece que ya no es tan bebé y tengo que disfrutar porque dentro de nada ya todo será diferente. Igual de interesante pero diferente. Un abrazo
¡Qué razón tienes, Alex! Yo tuve que trabajar durante un tiempo y para ello dejé a mi hijo pequeño en la guardería con nueve meses. No fueron más que ocho meses y a la que conseguimos arreglarnos sin mi sueldo, volví a quedarme en casa pero..., los meses que perdí fueron irrecuperables y siempre tuve la sensación de que había perdido a mi bebé. Incluso le cambió el carácter. Fue una de las cosas más duras que tuve que hacer en mi vida, dejarles a él y a su hermano en la guardería,irme con el alma encogida el día que alguno tenía unas décimas de fiebre porque no podían sustituirme y no podía faltar al trabajo...
Es cierto. Parece que si no trabajas fuera de casa, no existes; y se olvidan de que aunque no salgas, tienes un mundo interior igual de rico o aún más que el que sí lo hace. Así que..., ánimo! No te pierdas nada, lo que tienes entre manos es lo más valioso que nunca vayas a tener y el tiempo no da marcha atrás.
¡Qué grande está ya Tristan! ¡Y eligiendo su propio calzado! (^ ^)
Besitos para los dos ♥
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